Un diseñador utiliza muchas herramientas creativas para pensar de manera diferente, pero ninguna es más contraintuitiva que «el pensamiento incorrecto», también llamado pensamiento inverso.
El pensamiento incorrecto consiste en centrarse intencionalmente en la peor idea posible, exactamente lo contrario de la solución lógica o aceptable; son ideas que te pueden hacer reír o incluso que te despidan. Se trata de partir de ellas para encontrar nuevas maneras de resolver viejos problemas.
Por ejemplo, uno de los descubrimientos más importantes en la secuenciación del genoma humano vino de Fred Sanger que invirtió su proceso para lograr una innovación.
[1] Es, en la tradición zen, un problema que el maestro plantea al alumno para comprobar sus progresos.
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